Embajadores del folclor de Latinoamérica

Treinta y dos años han pasado desde que esos peruanos enamorados del folclor arrancaban horas al trabajo para ensayar hasta llegar a tocar con el tenor catalán José Carreras en julio pasado.

Más de tres décadas tiene el Grupo Alturas, instalado desde hace años en España, y según nos cuenta Lucho Medina, director artístico, no ha sido fácil, pero sí inolvidable.

“Quien se mete a la música tiene algo dentro, es soñador y huye de lo rutinario: sabe que su vida no será muy estable, pero...”.

Que se lo digan a él, graduado de administración de empresas, a quien su padre dijo una vez: “lo único que te pido es que una vez terminada la carrera consigas trabajo”.

¿Qué pensará ahora cuando lo ve en Youtube tocando la Misa Criolla del argentino Ariel Ramírez junto a uno de los tenores más famosos del mundo en la terraza del impresionante Duomo de Milán (Italia)?

“No todo es Machu Picchu”, suelta el músico en un momento de nuestra conversación y luego: “nosotros no hacemos El cóndor pasa”.

En esas dos frases se resume el espíritu de Alturas que es difundir, más allá de los estereotipos, la enorme riqueza cultural y geográfica del país del que proviene la música que interpretan. 

Hablando de diversidad, el quinteto no anda mal en el tema.

Édgar García (canto, mandolina, charango, guitarra y percusión) nació en Carhuaz (Andes); Manuel García (canto, guitarra, bajo acústico, quena, zampoñas) proviene del otro extremo: Iquitos (Amazonía).

Lucho Medina (canto, cajón peruano, percusión ligera, charango y zampoñas) es limeño; Max León (canto, guitarra, charango, quena, siku) nació en Abancay (Andes) y Sebi Blanco (canto, instrumentos de viento, tiple, charango y percusión) es de... ¡la cuarta región de Perú!: España.

¿Y cómo fue a parar un joven de Valladolid en un grupo folclórico peruano?

Por esas mágicas conexiones que tiene la vida. El tío de Sebi, misionero en Ecuador, le enviaba a España grabaciones de música latinoamericana, de la que el niño se enamoró perdidamente.

Cuando tenía 12 años llegó a su ciudad el Grupo Alturas y, como en las películas, él se dijo que algún día estaría ahí, con su poncho rojo, tocando esos instrumentos maravillosos.

Y ahí está, en la foto de arriba, con una mandíbula en la mano.

¿Qué es eso por dios?, le preguntamos a Lucho Medina y él se ríe, acostumbrado a lidiar con las caras que van del espanto a la curiosidad cuando ven ‘la quijada’, sonido esencial de la música afroperuana que es “la quijada de un burro muerto de muerte natural que se toca haciendo vibrar las muelas”.

Las anécdotas en los aeropuertos europeos incluyen dar pequeños ‘conciertos de quijada’ a los estupefactos policías.

El repertorio del grupo, que mantiene vivo el espíritu de la nueva canción latinoamericana de mediados de los sesenta, va desde La flor de la canela, la ecuatoriana Vasija de Barro, pasando por Caballo Viejo de Venezuela, Te recuerdo Amanda de Chile, hasta temas más desconocidos de todas las regiones de América Latina.

“Cada quien siente de manera distinta una canción”, responde Lucho cuando le preguntamos por el tema que más le piden los peruanos en el extranjero.

Lo que deja claro es que una cosa es que él lo cuente y otra es verlos en vivo. Ahí queda abierta la invitación. 

El Grupo Alturas se presenta en Madrid este miércoles 1 de septiembre a las 21:30 horas en la Sala Galileo Galilei (c/ Galileo, 100. Tf. 915347557/558, Metros Islas Filipinas o Canal).

La entrada cuesta 10 euros y se vende en la taquilla.